“En esta primera etapa de desconfinamiento lo recomendado es que las oficinas ocupen entre un 30% a un 40% de su capacidad habitual, utilizando estaciones de trabajo intercaladas para generar distancia social, y no usar espacios de reuniones con capacidad mayor a 8 personas”, agrega Hidalgo.
De acuerdo a la experta, en el largo plazo, la pandemia no va a eliminar la necesidad de contar con espacios de oficinas, más bien impulsará a las empresas a hacer un mejor uso de sus dependencias, a partir de un conocimiento más profundo de cómo realmente operan y qué es lo que necesitan para maximizar su productividad y colaboración, reforzando una cultura flexible. El trabajo presencial y teletrabajo serán un complemento, dando paso a una oficina flexible: se podrá trabajar en el edificio corporativo, desde el hogar o en espacios compartidos como: lugares de coworking, cafeterías, bibliotecas u oficinas satélite”.
En este sentido, Madelyn Hidalgo, explica que el trabajo presencial necesitará de un rediseño, enfocado a espacios más flexibles que inviten a la colaboración de los equipos de trabajo que ya no estarán permanentemente en las oficinas debido a la inclusión del teletrabajo. “Esto implicará un cambio drástico en la forma de las empresas de evaluar a sus trabajadores. Se dejará de medir aportaciones o input en horas trabajadas, para centrarse en la consecución de metas y objetivos. Estamos frente a un cambio cultural, donde las empresas dejan de ser organizaciones rígidas para convertirse en redes flexibles, con el fin de sacar lo mejor de sus empleados”.
La experta señala que un alto porcentaje de empresas ya está trabajando en modificar sus espacios y replanteándose cómo dar un uso más eficiente a sus metros cuadrados. “A pesar de la inclusión del teletrabajo, la oficina seguirá teniendo una importancia fundamental. Si bien la tecnología suple en parte el trabajo presencial, los individuos siguen necesitando reunirse para intercambiar ideas. El lugar de trabajo físico es clave para crear y potenciar un vínculo en el equipo”.
El nuevo formato deja atrás los espacios cerrados y oficinas individuales para dar cabida a mesones de trabajo grupales, cubículos no asignados que permitan libertad de uso y lugares de encuentro o meeting spaces, donde los colaboradores puedan comunicarse y resolver problemas rápidamente. “Entra un nuevo concepto que es crucial para una buena productividad: el bienestar de los trabajadores. Existe evidencia significativa que respalda el vínculo entre el bienestar en el trabajo y la productividad. Las nuevas oficinas potenciarán el bienestar de los empleados, proporcionando espacios para relajarse y socializar, alentando la alimentación saludable y la actividad física”.
Respecto a los beneficios que conllevarán estos cambios a las empresas, Hidalgo destaca que se lograrán importantes ahorros. “De acuerdo a nuestra experiencia al hacer un uso más eficiente del espacio se puede llegar a ahorrar hasta un 30% de los costos operacionales, además de potenciar una mayor productividad laboral”.
“El mundo está cambiando y el espacio de trabajo también. La pandemia aceleró un proceso que hace años venía gestándose. Lo importante ahora es adaptarse y enfocarse en las oportunidades que se abren”, concluye la ejecutiva de Colliers International.
FUENTE: COLLIERS INTERNATIONAL
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